Friedrich Nietzsche en el Anticristo hablo del destino y la libertad. Desde luego esto derivó en una polémica sobre el final de la metafísica y el fin de la filosofía como sistema. Nietzsche fue el más crítico de los filósofos llamados irracionales; se le consideró nihilista. Pero este nihilismo confiere un tremendo atentado contra los supuestos órdenes lógicos de la historia y las condicionantes sociales del mundo material y espiritual. Nietzsche estaba contra Dios, pero al mismo tiempo se oponía al destino histórico como determinación.
La pregunta que lo asechaba era que si el destino histórico determinaba el quehacer del hombre, dónde entonces estaba su libertad. Ni Dios, ni la historia, afirmaba Nietzsche, le concedían libertad al hombre para actuar. El hombre tal y como se presentaba era un subproducto de un acto mitológico, del mito sobre Dios y al mismo tiempo del mito de la historia.
Martin Heidegger, epígono del pensamiento de Nietzsche, no pudo entender a fondo esa declaración. El existencialismo vino también a formar parte del mito histórico de la determinación. Hubo muchas cosas del pensamiento de Nietzsche, esenciales, que fueron relegadas al olvido. No se pudo entender la idea de que el progreso histórico como determinación se convirtió con Hegel y luego con el determinismo económico marxista, en una nueva leyenda, una nueva mitología que sustituyó la vieja, para ejercer la misma creencia y postular una nueva determinación.
El propio psicoanálisis freudiano vino a formar parte del relato mitológico de la determinación. Y contra la determinación, se carece en la actualidad de un esfuerzo para contrarrestarlo. Aun en el arte predomina la idea de la determinación. La poesía en versos puede convertirse en un elemento sutil de determinación, pero el poeta en actos no discurre por esa tendencia del mito. El poeta en actos es anti mito y encierra en
sí mismo la libertad. ¿Cómo se puede hablar de la plenitud del espíritu si falta la libertad? La teoría de la teleología insular no es más que una forma sutil de la determinación en el arte, de una poética para determinar la cubanía. Pero en ello no se vislumbra la libertad del espíritu humano.