Es curioso que la tradición cultural no haya conservado la descripción completa
del culto religioso aborigen cubano. Después que la danza areito se cantara
bajo la invocación a Bayam, se producía la relajación, el descanso, bajo los efectos desmedidos de la risa. El aborigen reía súbitamente después de una agotadora jornada de trabajo ritual. Y esta segunda parte del proceso del culto – la de la risa- no fue considerada como tal y desechada por los estudios etnoculturales. A Fernando Ortiz le avergonzaba. La consideraba irrespetuosa. ¡Que visión la de nuestros científicos sociales!
Lo primero, Bayam es un descubrimiento en el espacio gnóstico de los ritos del culto religioso aborigen que pudo haber llegado desde otras latitudes. Bayam no es un vocablo, no tiene significación lingüística, sino es un sonido musical; un sonido de la música del cósmico que se capta en el interior humano aborigen después de una agotadora danza areito. Al término de esa danza resuena una voz en el interior del aborigen desde las profundidades del cosmos. La danza procede como una catarsis y mediante ella se expulsa el contenido artificioso de la mente. A través de la danza areito, el aborigen queda hueco como un túnel misterioso para traer la libertad absoluta. Por ese túnel pasa la risa, pasa la broma. Y la risa es nuestra mayor libertad. La broma es la expresión de la conciencia. No existe una mayor libertad que la risa de Bayam. Ni la libertad política, ni la sociocultural llegan a penetrar tan hondo en la psicología del ser humano. Estas libertades sociales son muy morales. Cuando he dicho que Maurice Sparks es un poeta en actos, estoy diciendo que es libre de expresar la risa de Bayam. Sparks se ríe constantemente de la estupidez de la mente humana, tanto de los nacionalismos, como de los símbolos patrios. Ese es el factor del futuro, que llevamos ya una larga jornada histórica de seriedad. El hombre debe ya saltar hacia la risa absoluta; debe tomar en cuenta que esta vida es una broma de Dios.
La teoría física del Big Bang puede aportar un ejemplo aleatorio para entender el significado Bayam. Los teóricos del Big Bang consideran que en un tiempo dado el universo existió como una quietud, en silencio profundo, sin manifestación alguna y que de pronto surgió una explosión, cuyo sonido desde entonces resuena en el universo entero. De esa explosión surgió la primera manifestación, la vida y después vino la conciencia. Pero los científicos consideran una teoría en el plano de la hipótesis. Como nunca la ciencia ha regresado hasta allí, hasta el origen donde se produjo la explosión,
no pueden considerarla un hecho, solo una formidable hipótesis acerca de la formación del universo y sus manifestaciones.
Los aborígenes no entran en hipótesis; ellos reconocen el hecho mismo del origen del surgimiento de la vida y la conciencia. No poseían el lenguaje científico que hoy tenemos para referirse a ese complicado problema del origen del mundo, pero tenían un símbolo para significar la dicha: Bayam es el significado de la broma cósmica. Bayam es un remanente de la expansión dejada por aquella explosión de donde surgió el universo, la vida y la conciencia humana. El behique era un mediador entre el universo y la tribu. Aquí no tengo porque desarrollar una tesis sobre la vida de los indocubanos, solo señalar la impronta del salto.
De ese sonido, b-a-y-a-m, surgió gran parte del lenguaje figurativo de los aborígenes. Por esa razón fue simbolizado en un árbol, en el árbol Bayam, el símbolo de la sabiduría aborigen. En un árbol porque en él está representado el proceso de la formación del universo. Una semilla da origen a un árbol, pero qué da origen a la semilla. De la semilla
al árbol hay un salto y de del silencio a la semilla hay otro salto. La vida se produce por saltos. Nada sustancial media entre una manifestación y otra. En ese salto se detesta el sonido de aquella explosión.
Los aborígenes cubanos cultivaron la danza del areito porque en ella se daban trance de posesión donde los saltos los conducían a tener contacto con los remanentes de ese eco en expansión. De ahí surgió Bayam. No ha sido precisado científicamente que ese sonido fuese así, pero alguien en una meditación profunda, en la mística poética, como Úrsula Céspedes, lo intuyó de ese modo. Toda la poesía siboneyista representada por Fornaris está cargada de ese símbolo en forma fragmentaria. Hay una búsqueda pero aun inconclusa.
Ángel Lago ha hablado de un hecho interesantísimo acaecido durante la primera mitad
del siglo XIX que merece la pena atender. Habla de la vinculación masonería-cordón- independentismo. ¿Qué hay detrás de esta tripartita condición? Siento que Lago nos negó la oportuna explicación de los saltos que los imbrican. Lo que luego tomo como nombre de cordón en el espiritismo, como bien señala Lago, no provino de la práctica masónica sino de los saltos. De la danza areito se paso al cordón masónico y de este al espiritismo. En ello no hay un encuentro sino una búsqueda, de la clave enterrada de la cual he hablado en otra ocasión.
Este sonido de b-a-y-a-m se convirtió en un mantra, en una invocación para los aborígenes y luego se simbolizó en la metáfora del árbol. Bayam es en sí el símbolo cubano del salto. Donde se han descubiertos sonidos cósmicos de tal naturaleza siempre hay coincidencia en los monosílabos a y m. Ellos, los aborígenes, enterraron esa clave,
esa forma de dar por hecho que el hombre para completar su historia debe de regresar al punto de que partió, de la broma y la risa cósmica. Allí es donde está la cumbre de la nueva religión que Martí se proponía echar andar. Mucha de las manifestaciones culturales acaecidas en territorio cubano después de la conquista tiene razón de ser si se descubren los saltos que lo produjeron. Orilé, el sonido que invocan los cordoneros en el espiritismo de la región del Cauto es para mí una desfiguración, del sonido origen cubano Bayam.
Muy acertado, creo que la risa está en el origen de lo que debería constituir el salto hacia una etapa espiritual más avanzada en el desarrollo humano. La risa es una de las claves, y en general lo festivo, la celebración. Incluso la muerte, como hacen algunas culturas minoritarias, debería ser celebrada, reída.
En lo que pongo un pero es en la figura de Martí, demasiado solemne y dolida. No veo humor ni risa en Martí, sino dolor y sacrificio. En ese sentido no me parece un referente sino todo lo contrario, algo de lo que se debe huir.
Saludos y felicitaciones
Totalmente de acuerdo Anel; Martí no es un referente directo. Tuvo la intuición, pero se quedo a la espera del milagro. Permaneció demasiado serio. Lo uso y hablo constantemente de él, pero mi corazón no está con él. Mi simpatía hacia él es porque me gustaría llevar su cruz, cargar con su dolor y que la humanidad sepa de su dolor, pero solo por un rato. Su humanidad es tan solemne que no puede reír. Nunca he leido un chiste y una broma martiana. Constituye un factor del pasado. Tengo a veces la sensación de que Martí se desvalora en ese principio estoico. A parte de ser muy solemne, fue muy moralista y se tomaba todo muy en serio. De esa seriedad salió el metarrelato patriótico del nacionalismo cubano. Pero tiene algo: que su tristeza puede convertirse en celebracion. Miremos por un instante al cubano y descubriremos en él que su referente más cercano es la del “chivo”, con cara alargada y llena de tristeza, pero tambien puede festejar su propia tristeza.